Encuesta grupal

¿Cómo reducir la brecha de género en las comunidades donde operan proyectos energéticos?

Los impactos generados por proyectos energéticos tienen afectaciones sociales que, casi sistemáticamente, tienden a mantener o ampliar la brecha de género en las localidades donde operan.

Al hablar de impactos sociales de proyectos, casi en automático, pensamos en efectos de naturaleza negativa como pueden ser el incremento de presencia de trabajadores foráneos, afectaciones a las vías de tránsito peatonal y vial, o incremento de ruido y polvo. Si bien no todos los impactos se viven de forma diferenciada entre hombres y mujeres, muchos de ellos suelen profundizar la condición de vulnerabilidad en la que se encuentran las mujeres.

Recordemos que los proyectos energéticos también generan impactos positivos, los más frecuentes son la generación de empleo, el incremento de la derrama económica por adquisición de bienes y servicios o el beneficio económico que reciben los propietarios por pago de derecho de vía, adquisición o arrendamiento de tierras.

Desafortunadamente, estos impactos también se viven de forma diferenciada, pues suelen beneficiar centralmente a los hombres, manteniendo o ampliando la brecha de género. ¿Por qué?, porque los empleos generados son primordialmente en la fase de construcción, uno de los sectores económicos con mayor desequilibrio en cuanto a la participación por género, ya que, según la OIT, menos del 10% de las personas que se emplean en él son mujeres.

Las mujeres se ven excluidas de beneficios económicos por arrendamiento o venta de tierras; a nivel nacional, solo 3 de cada 10 personas titulares de derechos agrarios son mujeres (INMUJERES, 2020). Adicionalmente, los dueños de negocios formalmente establecidos que pueden ser proveedores de grandes empresas son, en su mayoría, hombres. Esto sin considerar que las posiciones de poder o liderazgo (ya sean municipales o ejidales) con quien las empresas de energía suelen negociar son ocupadas principalmente por hombres.

¿Qué puede hacer el sector energético para evitar que esto suceda?

 

  1. Incluir una perspectiva de género en los estudios que se realizan acerca de la factibilidad social, las evaluaciones de impacto social y las estrategias de vinculación social. Si bien la normatividad de Sener señala que las EvIS deben realizarse con perspectiva de género, esto debe trascender la desagregación estadística de la información oficial, como comúnmente se hace. Implica incluir mujeres en los equipos de investigación, diseñar instrumentos tomando en cuenta las condiciones particulares de vida de las mujeres, incluir en las muestras de entrevistadas o encuestadas cuotas de mujeres de distintas edades y asegurar que se le dé voz a mujeres que no cuentan con posiciones de poder o influencia, etc.
  2. Realizar una valoración de impactos anticipando que estos suelen ser diferenciados según el sexo, y cómo los proyectos pueden tener efectos en el desbalance que prevalece en las comunidades del país en materia de género.
  3. Buscar medidas de mitigación de impactos negativos y ampliación de impactos positivos que sean diferenciados, con sesgos positivos a favor de las mujeres, como por ejemplo: cuotas que favorezcan la contratación de mujeres, periodos de capacitación adicionales para que mujeres puedan incorporarse a empleos de construcción, levantar censos de negocios de posibles proveedores, cuyas propietarias sean mujeres; ofrecer asesoría para regularización de tierras en favor de las mujeres, etc.
  4. Asegurar la participación de mujeres en las reuniones de negociación y como parte de los planes de monitoreo de los impactos sociales.
  5. Incluir dentro de planes de inversión social líneas de acción que incidan en mejorar capacidades y desarrollar habilidades en mujeres, que puedan derivar en la mejora de vida, acorde a las necesidades y oportunidades detectadas en línea base social.
  6. Fortalecer políticas corporativas para que este tipo de acciones en favor de las mujeres sean ejecutables, y no se trate de compromisos que se manifiesten únicamente en papel, o en informes de sustentabilidad.

Afortunadamente, hemos avanzado mucho en la identificación de problemáticas que impactan a las mujeres, pero es un buen momento de dar pasos firmes e ir más allá en la ejecución de planes para contrarrestarlas. El sector energético, con todos los aportes que representa a nivel social, tiene la oportunidad de actuar para acortar, en la medida de lo posible, la brecha de desigualdad de género que impera en nuestro país.

Por Ana E. Suárez Zamudio | Directora General de ZEa Consultoría Social

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